Brillan las estrellas de la aurora del otoño.
Miro por la ventanilla del tren y sólo veo
el paisaje arrebolado de mi suerte.
Estoy viajando por el recuerdo de tus labios
y tu sonrisa lejana de los tiempos del amarte
en tu carruaje de huidas y retornos,
especie ambiciosa del ensueño de quererte.
Pensándote en el íntimo extramuro de crispados retoños en un campo
-las montañas me acechan en su eterna rajadura de nieve-
me buscan los gorriones a un costado de la ruta
y yo viajo y reconozco en mis señas la rebelde
pero insana jerarquía de un otoño
que disipa de mis lados la conquista de la muerte.
Camila E. Ossorio Domecq
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